jueves, 23 de noviembre de 2017

“Transformé un rejunte en un equipo ganador”

Pato, referente de mi club, no duda en asegurar su trascendencia. “Antes de mi llegada eran seis amigos que se juntaban a jugar”, dispara. 

Por Kanata

Abre la puerta de su casa con una mano y con la otra me da una lata de cerveza; todo en el mismo movimiento. ¿Se dan cuenta? Hace todo bien. Yo tengo una teoría: Pato nunca pisó una nave, pero es un discreto astronauta. Porque él todo lo puede. “Cuando aparece algo que no sé hacer, cosa que no es nada habitual, miro un tutorial en YouTube y lo aprendo enseguida”, afirma el líder psicológico del equipo.

¿Es un agrandado? No. Es sincero. Su arribo a Isótopos fue un quiebre: a pesar de ser lateral, fue pieza sustancial en el título obtenido a mitad de año y también en el ascenso que acabamos de obtener (a falta de tres fechas ya nos aseguramos el tercer puesto). En la foto que acompaña esta nota magnífica se aprecia su estirpe ganadora.

Le propongo un fondo blanco y acepta. Sonreímos, chocamos los cinco y terminamos ese festejo chocando nuestros puños. Me da una nueva lata y comenzamos a charlar.

- Cuando llegaste a mi club y viste al equipo, ¿qué pensaste?

- ¿Equipo? Antes de mi llegada eran seis amigos que se juntaban a jugar y cinco desconocidos que conseguían entresemana. Era imposible. Por suerte para mí, esa falta de jugadores me dio la posibilidad de volver a ser convocado y tomar ritmo futbolístico, ya que mi debut fue el único mal desempeño que tuve en la vida. En síntesis: me adapté rápido y transformé un rejunte en un equipo ganador

- ¿Cuáles fueron las claves para este nuevo logro?

- Una de las claves fue el convencimiento de todos en que tenemos material para pelear bien arriba, y la otra y no menos importante es el buen gesto que tuvieron algunos integrantes del plantel en dejar de llegar trasnochados a los partidos.

- ¿Tiene más valor que el ascenso se haya conseguido con Shuru en cancha?

- ¡Lógico! Con Shuru en cancha jugamos con diez y ellos con doce. Igualmente creo que verlo con la camiseta de Isótopos nos da un plus a todos, al saber que tenemos que luchar contra esa adversidad.

- Ahora, ¿van por el título o están asustados?

- ¿Asustados? (risas diabólicas que me asustan) ¡Vamos por el título! Estamos a tres partidos de coronar un año brillante para tu club, que pronto será mi club. El plantel lo sabe y estamos enfocados en eso.

- Vayamos a lo personal. ¿Cómo hacés para cumplir siempre? Te lo pregunto porque es evidente que no tenés condiciones técnicas.

- Qué pregunta difícil. Creo que lo suplo con orden táctico, un timing innato para el corte y el entendimiento que encontramos con mis compañeros en la defensa.

- ¿Hay algo que no sepas hacer? Siento que no hacés nada brillante, pero todo correctamente.

- Actualmente estoy complicado con el acordeón, pero calculo que en unos meses estaré tocando muy bien este bello instrumento (lo acaricia, lo toma y ensaya unos ruidos).

- ¿Sos un robot? Te pido que seas sincero.

- ¡Claro que no Kan! Si fuese un robot, ¿no te parece que ya me tendrían que haber engrasado los tobillos y las rodillas?

- Sí, es cierto. Me convenciste.

Pato sujeta nuevamente el acordeón e insiste con la utopía de construir música; hoy toca realmente mal, pronto lo hará de manera más que aceptable. Él todo lo puede.

Mientras lo observo, me atacan tres gatos y un conejo. Corro. Me voy.

miércoles, 25 de octubre de 2017

“Me siento cómodo de volante y hoy soy irremplazable”

Por Kanata

Polifuncional: dícese de ese jugador que se desempeña en muchos puestos y no brilla en ninguno. Ejemplo: Jony.

Ojo, debo confesarles algo: el sujeto de nariz sin relieve cumple siempre. No es como esos goncas que a veces se lucen y otras se borran (Maxo, Lobo) o esos peleles que directamente te fallan en todas (Shuru, Juani).

El encuentro para la entrevista fue bastante peculiar: el hombre que tiene de hobby perder al fútbol 5 me citó en una esquina oscura, compartimos una Brahma tibia (le hubiera encantado a Alejo) y charlamos durante unos minutos.

- ¿Por qué disfrutás tanto cuando te sacan tarjetas?

- Es lindo saber que hay alguien que trata de ponerme límites y más lindo todavía es saber que no lo conseguirá. Yo soy muy bicho y no lo digo por mi rostro: en las primeras 30 jugadas pruebo a los árbitros para saber si son estrictos.

- El Kanmómetro indica que estás jugando bien. ¿Te sentís cómodo de volante?

- Sí, Kan, me siento súper. Cuando llegué a Iso, hace un par de años, me pusieron de defensor y un integrante de La Camarilla me dijo: “Obedecé y hacé caso que te va a ir bien”. Al tiempo me di cuenta de que eran todos bastante maletas y llegué a la conclusión de que me daba para jugar al medio. Para rechazar están los brutos del Chile, Juani y Pato; y por suerte mi hermano los ordena un poco. Volviendo a tu pregunta: me siento cómodo de volante y hoy soy irremplazable.

- Recién mencionaste a tu hermano: hace un par de partidos saltó a defenderte y le dieron 5 fechas de suspensión. ¿Estuvo bien o es un gil? (ladridos de enojo)

- Mi hermano es un tipo que siempre piensa antes de actuar, pero ese día fue la excepción. Se le re trabó al loquito: parecía el muñequito de Coca Cola de Maravilla Martínez. Igualmente, creo que todos menos Juani hubiéramos hecho lo mismo. Lo único que lamento, Kan, es la sanción: mi hermano engorda mucho sin actividad.

- ¿Cómo ves al equipo en este torneo?

- Muy sólido y todos comprometidos en busca del bicampeonato. Además tenemos un gran grupo y dicen que eso es fundamental. Isótopos es nuestra segunda casa y la cuidamos como corresponde: dando patadas.

- ¿Además del Shuru, qué otro jugador creés que debe mejorar?

- No me vengas con pavadas, Kan: el Shuru para mejorar debería volver a nacer y ahí al toque meterlo en una escuelita para que sepa lo que es el fútbol. Otro que debería seguir el mismo camino es Juani: mi sueño es que no se dé vuelta cuando un delantero esté por patear y que no marque de costado. Son dos cosas que me llenan de rabia; es más, creo que cuando me expulsan es culpa de Juani. El tercer puesto de los que deben mejorar es para el Chile: nadie lo critica y se pasa de lerdo.

- Hablaste de sueños. ¿Es cierto que hasta hoy tu gran anhelo era que yo te hiciera una nota?

- Sí, sos el mejor periodista con cara de perro que vi en mi vida y siempre soñé con este momento. Es un orgullo estar mano a mano con vos, a pesar de que muchas veces me has criticado con dureza y he tenido que recurrir a tratamientos psicológicos que no dieron resultados.

- Te observo de cerca y no encuentro el relieve de tu nariz. ¿Por dónde respirás?

- Me gustaría no hablar de eso, pedazo de careta. Estoy cansado de esa pregunta.

Luego de esta respuesta, corta como si fuese un homenaje a la familia, a Jony se le transformó la cara: siguió oscura, pero dejó de ser simpática para convertirse en un rostro temible. De golpe, me pegó una murra y le gritó a un señor que pasaba: “No fue nada, fui a la pelota”. Yo salí corriendo aunque, pillo como siempre, lo espié.

Jony agarró la etiqueta de Brahma y la cortó en dos; primero se automostró un pedazo de papel amarillo, luego uno rojo; por último sonrió como el Guasón.

miércoles, 16 de agosto de 2017

“Hay material para dar dos vueltas más”

Fede Monetti, el mejor refuerzo en la historia de mi club, se sacó el cassette y habló de todo. Las sensaciones del jugador que adora rasparse.

Por Kanata


Me abrió la puerta y enseguida se tiró al piso. “Perdón, Kan, me patiné”, se excusó. Yo no le creí y supe que fue adrede (yo y sólo yo tengo su estadística). Este sujeto lleva 37 horas jugadas en Isótopos: durante 24 horas y 18 minutos estuvo en posición horizontal (barriéndose) y solamente 12 horas y 42 minutos permaneció en postura vertical (como la gente normal).

Luego de ese suceso, tan extraño como espantoso, Fede abrió un vino y sirvió dos copas sin consultarme. Por supuesto que accedí sin chistar. Incluso me animé a preguntarle: “¿Tenés pipa, loquito?”. El Monetti que no ataja me respondió irritado: “No, para cumplir mi deber debo cuidar mis pulmones. ¿No te diste cuenta que soy el único que corre?”. Asentí con la cabeza y comenzamos a beber.

El diálogo que transcribo abajo es la charla que mantuvimos antes de ponernos en pedo.

- ¿Por qué quisiste jugar en mi club?

- Tengo muchas preguntas en mi vida sin respuestas: ¿quién nació primero, si el huevo o la gallina?, ¿hasta dónde se lavan la cara los pelados? y ¿por qué juego en Iso? Al principio me costó adaptarme a su juego directo y a otras cosas, como ver a un arquero con resaca, jogging, zapatillas y bufanda, pero finalmente me acostumbré. Además, interiormente, sé que hay material para dar dos vueltas más como mínimo.

- Decime el podio de los mejores momentos que viviste en Isótopos. Es una orden.

- El mejor se dio en el festejo del título y fue cuando Nico le erró al abrazo de la muchedumbre. El segundo fue un gol de tiro libre del Lobo, en un partido muy difícil ante Tulusela. Y el tercero fue el día de los tres goles de Maxo contra Ruta 36.

- ¿Y el peor momento?

- El peor fue en el torneo pasado, cuando Jony se hizo expulsar en el único partido que terminamos perdiendo. Te cuento la posta, Kan: creí que anímicamente el equipo no se levantaba más. Está claro que si no salíamos campeones era culpa del Galván más oscuro.

- Vos que conocés a Nico de chico, ¿por qué juega tan poco?

- No lo sé, es otra de las grandes dudas que tengo. Creo que hasta el semestre anterior la pasaba mejor afuera, "alentando". Ahora, que nos mudamos al torneo con offside, lo noto más metido pero en cualquier momento inventa una excusa y empieza a faltar de nuevo. Es un idiota.

- ¿Creés que Juani debe dejar el fútbol?

- Me ponés en un compromiso porque es buena gente. Ojo, una virtud tiene: como es alto, en la pelota parada a favor se lleva dos marcas y libera a un cabeceador nuestro.

- Vos fuiste el que acercó a Pato. ¿Cómo lo describirías? Yo lo haría así: dañino a la vista y un culto a la efectividad.

- Tal cual, Kan, sos un genio. Futbolísticamente no le encuentro virtudes, pero tampoco defectos. Es lento, pero jamás lo pasan. No tiene calidad técnica, pero nunca pierde la pelota. Rechaza con los ojos cerrados, pero siempre le cae a un compañero. Es más, tengo una certeza: no es alpinista, pero es capaz de escalar el Everest.

- ¿Virtudes y defectos del nuevo Isótopos? Ustedes son tan raros que salieron campeones jugando al pelotazo y ahora se hacen los que tocan…

- La virtud que tiene este Iso es que juega más concentrado, todos nos comprometemos más: los defensores para atacar y los delanteros para defender. Eso me encanta porque tengo que correr lo mismo pero entro más en juego. ¿Defectos? En dos partidos no vi ninguno, ojalá sigamos así.

Luego del cuarto vino, copeteados los dos, consideré que debía regresar a mi cucha. Fede, tal como lo imaginaba, se fue barriendo desde el living hasta la puerta. Cuando se paró, nos abrazamos. Lloramos. Gritamos “dale campeón”. Nos dijimos “te quiero”. Lloramos again. Me fui. Cerró la puerta. Volví. Espié por la cerradura. Se abrió otro vino. Me fui de nuevo.

martes, 4 de julio de 2017

¡Mi club gritó campeón!



Por Kanata

Les voy a ser sinceros: yo creía que mis “jugadores” eran una manga de cagones. No les voy a mentir. Hoy confieso que estaba equivocado, que me dejé llevar por varios campeonatos que se nos escaparon. Ellos no son amargos, son obedientes. Y les voy a contar por qué.

El día que fundé Isótopos FC, el 9 de marzo de 2014, reuní a los integrantes del plantel y les pedí: “Vamos a comenzar desde la D y me duele ver a mi institución tan abajo. Para diciembre debemos estar en la B”. Ellos, con sus tremendas limitaciones a cuestas, ascendieron en el Apertura (subcampeones) y también en el Clausura (3° puesto). ¡Cumplieron mi pedido!

Cuando comenzaba el 2015 volví a juntar a los “futbolistas” y en esa ocasión les exigí: “Tenemos que terminar el año en la A. Hagan como quieran: asciendan y mantengan la categoría, o adáptense a la segunda división y luego suban”. Ellos, con un juego mezquino, ascendieron en el Apertura (3° puesto) y me sorprendieron en el Clausura (3° puesto en la divisional más alta). Quisieron cerrar la temporada con un título, se anotaron en un certamen corto de fútbol 7 y perdieron una final insólita. Mastiqué bronca, aunque no podía reprocharles nada porque -otra vez- habían cumplido mi petición.

A principios de 2016, en la A pero cansado de luchar torneos y no ganar ninguno, les rogué: “Ganen algo, lo que sea. Triangular, cuadrangular, me importa tres carajos; pero salgan campeones”. Ellos, disciplinados, se inscribieron en un torneo de fútbol 5 y lo ganaron. Aún recuerdo la final: perdían 3-2, faltaba un minuto y yo ya tenía preparada una catarata de insultos; empate con el tiempo cumplido; triunfo 4-3 en la última jugada. Después, como ya habían cumplido mi solicitud, se relajaron (9° puesto en el Apertura y 6° lugar en el Clausura). ¿Qué les iba a decir? Una vez más, habían hecho lo que yo pedí.

Este año, inteligente yo (bello también), les aclaré: “Quiero un título en cancha de 11”. Dije eso y me fui, no sin antes dar un buen portazo, con mi pata izquierda trasera. La idea era intimidar y creo que me pasé de la raya. Empataron en la primera fecha contra un rival débil y ahí fue cuando pensé lo peor: “Tienen miedo escénico. Miedo no, pánico”. Sin embargo empezaron a golear y me entusiasmé, ahora lo puedo confesar. Ni siquiera la única derrota me quitó la esperanza. Los veía bien: con el juego directo de siempre, con el ataque afilado como de costumbre, pero sólidos por primera vez. Los números no mienten. Mi club fue el que más ganó (12 partidos), el que menos perdió (1 encuentro), el que más goles hizo (56), la valla menos vencida (14) y tuvo al goleador (23). Impecable. Ellos, obedientes y hasta casi sumisos, volvieron a cumplir.

Miro para atrás y lo conseguido no está nada mal: 2 títulos y 3 ascensos, en menos de tres años y medio. Aunque muchos son raros, varios me caen mal y cuatro están pasados de peso (uno por línea), sólo me queda decirles esto: ¡GRACIAS, LOQUITOS!


LOS TESTIMONIOS DEL CAMPEÓN

El sábado a la noche nos juntamos a festejar y, claro está, tomamos unos drinks. De esas charlas informales, en las que escupíamos más de lo que hablábamos, salieron algunas declaraciones interesantes que decidí publicar. Quizás eran frases en off y ellos no querían que saliesen a la luz, pero la estrella soy yo. Ergo, decide Kan.

El Lobo, soberbio como es, sentenció mientras bebía fernet de la copa de campeón: “Era obvio que íbamos a salir primeros, solo tenían que ponerle ganas cuatro meses. Y, por sobre todas las cosas, entender que lo importante es ganar; para divertirse miren una película”.

Uno de los más osados fue Maxo, goleador y “jugador” más pesado del torneo: “El Lobo, mi compañero de ataque, bajó bastante el nivel pero por suerte yo lo subí notoriamente. Estoy feliz; es muy lindo salir campeón con amigos y con el Shuru”.

Otro de los que se mostró agrandado fue el Cabe: “Hice escuela en la defensa históricamente más goleada. Llegué y prometí: arco menos vencido y título. ¡Por supuesto que cumplí! Espero un regalo de los burros Bonetto, Cuelbar, Vilches y sobre todo Villalba”. Tiene razón: su llegada fue fundamental para ordenar la última línea. Hubo un torneo que nos metieron más goles que a un equipo que no se presentaba y perdía todos los partidos 2-0 (ellos tuvieron 30 y nosotros 36).

Pato, el cuarto integrante del cuarteto técnico, grupo también conocido como “La Camarilla”, no anduvo con vueltas: “En mi primer partido, el año pasado, los salvé del descenso y éste los saqué campeones. La estatua la quiero en tamaño real”.

Juani, ex referente, dijo la verdad: “Que un equipo sin solidaridad, compañerismo y autocrítica haya conseguido el título es histórico. Le agradezco al Guapito Gil, nuestro santo, por protegernos”.

Fede, el mejor refuerzo en la historia de mi club, aportó: "Fue un campeonato duro: llovió poco y por barrer me raspé de la cintura al tobillo. Duele, pero igual me sentí pleno en cada quite y en cada pérdida”.

El sábado hablé con casi todos. Incluso con Lio: “Dejé a las claras que puedo dar mucho jugando de titular. Debería salir uno del medio que apenas la ven pasar y jugar 4-3-3. Conmigo en cancha éramos campeones cuatro fechas antes”. Facu, totalmente ebrio, expresó: “El torneo lo arreglé yo en los escritorios”.

La Tota, arquero mimoso si los hay, criticó justamente a Facu: “Odio al Bonetto más grande. Fui el único que no le gritó adentro de la cancha y él estando afuera me dijo que no agarraba una”. Zuca, en cambio, prefirió agradecer: “Muchas gracias a todos los que me apoyaron a pesar de mis once kilos de más”. Cube cerró la ronda de testimonios con una frase contundente: “Juegan mal y se visten peor”.

Un grupo de mierda, pero un grupo campeón. ¡Salud!


LAS Estadísticas del plantel campeón

- Maxo: 15 partidos, 23 goles, 8 asistencias.
- Pato: 15 partidos, 2 goles.
- Chile: 15 partidos, 1 gol.
- Lobo: 13 partidos, 9 goles, 11 asistencias.
- Cabe: 13 partidos, 2 goles.
- Alejo: 12 partidos, 1 gol, 1 asistencia.
- Juani: 11 partidos, 1 asistencia.
- Fede: 11 partidos.
- Tota: 11 partidos.
- Jony: 9 partidos, 2 goles, 1 asistencia.
- Facu: 9 partidos.
- Zuca: 8 partidos, 4 goles, 3 asistencias.
- Nico: 6 partidos, 2 goles, 1 asistencia.
- Shuru: 5 partidos, 2 goles, 1 asistencia.
- Cachito: 5 partidos, 1 gol, 2 asistencias.
- Toto: 4 partidos, 3 goles, 5 asistencias.
- Juanma: 3 partidos, 1 gol.
- Feli: 3 partidos.
- Lio: 2 partidos, 1 gol.
- Chipi: 2 partidos.
- Valter: 1 partido, 1 gol.
- Kinta: 1 partido, 1 gol.
- Balti: 1 partido.
- Cube: 1 partido.
- Tomi: 1 partido.
- Maku: 1 partido.
- Patricio: 1 partido.


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