miércoles, 15 de octubre de 2014

“Soy un rústico con buenas intenciones”


Por Kanata

Esta vez la entrevista no se realizó en la tradicional cafetería platense de 7 y 49. El periodista eligió otro punto de encuentro por miedo a que la Camarilla boicoteara la nota. Leonardo Boucartt llegó disfrazado de karateka (blanco de pies a cabeza y un cinturón marrón). “Antes de fin de año rindo para cinturón negro”, se excusó como si en un equipo de fútbol importara su jerarquía en artes marciales.

Leo se filtró en la segunda entrega de Isótopos Maradonianos gracias a un promedio de 7,33. En el primer partido fue lateral por la derecha y no redondeó una gran actuación; en el segundo se hizo cargo del arco y mantuvo la valla invicta; en el tercero se graduó de defensor: firme en la marca, preciso para salir jugando e invencible por la vía aérea. Ese día, contra 2Pala, hasta C.M.C. (Cristian Martín Cabrera o Como Muchas Cosas) admitió que fue la figura.

Volvamos al Karateka, como lo llaman sus compañeros, ésos que en más de una oportunidad lo han criticado en forma despiadada. El tipo tiene varias virtudes: es titular a pesar de ser el segundo futbolista más viejo del plantel (detrás de Botte, obvio), es el jugador con más presencias en la historia del club (23) y es el único que estuvo presente en todas las fechas gloriosas de la institución verdiblanca.

Con sushi de por medio arrancó una charla intensa, que dejó varias frases sorprendentes.

- ¿Cómo te describirías futbolísticamente?

- Soy un rústico con buenas intenciones, a veces logro lo que intento, pero siempre le pongo ganas.

- ¿Cuál fue tu mejor partido del mes?

- Pienso que hubo un partido en el que me consagré: recuerdo el cabezazo entre tres delanteros que buscaban el gol, sobre la hora, y se me pianta un lagrimón...

- ¿Sentís que llegaste a tu techo?

- No creo haber llegado a mi techo, con casi 35 años corro a pibes de 20... en la cancha también los corro.

- ¿Cuál es tu objetivo personal en este torneo?

- Salir de abajo tirándole un caño a algún delantero en algún partido crucial y hacer transpirar a mis compañeros (algunos transpiran poco). Pero de a poco, «primero aprende a caminar, después a volar» (gran enseñanza del señor Miyagi en Karate Kid 1).

- ¿Y el objetivo del equipo?

- Aunque algunos sueñan con el campeonato, la gran meta de todos es un gol mío de penal.

- ¿A qué compañeros imaginas en esta sección?

- Me imagino a cualquiera de mis compañeros en esta posición, yo fui muy criticado (¿constructivamente?) y utilicé eso a mi favor. En el grupo se critica bastante así que todos podemos ser figuras.

- ¿A qué compañeros NO imaginas en esta sección?

- Al único que no me imagino es al que yo creo que está entre los mejores: es un goleador con mucho peso ofensivo, le dicen Gordoleador, pero el encargado de asignar los puntajes siempre lo tira a menos. Creo que alguna interna lo afecta.

- ¿A qué jugadores llevarías a una final?

- Los llevaría a todos (se le pianta otro lagrimón). También llevaría algún plantel médico y equipo de radiografía portátil, porque serían muy necesarios. La que iría sola es la hinchada que va siempre.

Después de su última respuesta, se acomodó el karategui y saludó inclinándose hacia adelante. Se retiró en silencio. “Te noto asustado”, le dijo el periodista. Leo se dio vuelta pero no dijo nada. “Te quiero y quiero el ascenso”, gritó el excedido trabajador de prensa. El Karateka sonrió y pensó: ‘¡Qué físico descuidado!’.

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